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Carrito

Leo es la sencillez de ser luz, que sin tener que decirlo, atrae y refleja la luz de otros.

Con el Sol en Leo, el desafío está en conectarnos con nuestro propósito, vocación o sentido de vida, así como también expresar libre y expansivamente esto en nuestro entorno. Pero para ello, antes tendremos que develar cuál es esa luz y qué la alimenta. Pues para vivir en un mundo social lleno de reglas y parámetros culturales, hemos tenido que aprender formas de expresión que no necesariamente están en sintonía con nuestra verdad.

¿Qué simboliza el eje Leo/Acuario?

Uno de los principales temas de este eje, es tomar consciencia sobre qué nos mueve internamente. Qué es eso que queremos realizar, en qué nos queremos comprometer. Aquí nos experimentamos como individuos, pero sin olvidar que somos parte de un sistema. La personalidad debe irradiar aquello que vibra en el interior y manifestarlo en lo exterior. Eso “externo” está dado por Acuario, cuya vibración nos habla de la red de seres comunicantes que somos. Es la unidad que conforman la diversidad de pensamientos, acciones, sentimiento y valores comunes a un grupo, una sociedad o la humanidad en su conjunto.

¿Cuáles son las enseñanzas que aporta Leo al zodiaco?

Leo es el fuego interno que quiere expresarse en formas creativas, únicas y luminosas. Es donde debe ocurrir la unión de una mente y un corazón, en un propósito consciente. El Sol, regente de Leo, es el centro a través del cual podemos manifestar nuestra misión, nuestro llamado. Pero este llamado no está dado, debe ser despertado y construido desde el reconocimiento de sabernos parte de un espíritu que habita un cuerpo, entre otros cuerpos, y que esa materialidad necesita experimentarse a sí misma, seguir el pulso de la pasión, de aquello que hace vibrar de entusiasmo y certeza.

Este signo de fuego, representa el espacio simbólico donde estamos llamados a realizarnos. Desde la mirada Leonina, la autorrealización no se relaciona necesariamente con un conocimiento o un quehacer específico, sino con la capacidad de irradiar la luz de nuestra esencia tanto dentro como fuera de nosotros mismos. Y para tener certeza de que esa luz es realmente nuestra, se hace necesario cuestionar algunas de las máscaras que solemos utilizar y entrar en un profundo proceso de autoconocimiento.

El Sol en su tránsito por Leo activa en nosotros la necesidad de alinearnos con nuestra verdad interior. Este signo nos dice que para irradiar una luz que ilumine no solo mi camino, sino el de todos, debo antes aprender a moverme desde el corazón.

Desde la perspectiva solar, Leo es el encuentro entre la realización material de Tauro y la realización emocional de Escorpión. Es el vínculo que establezco entre mis recursos personales o talentos y la capacidad para entrar en relaciones profundas y transformadoras con otros. Es el signo que nos recuerda que somos semilla, pero es nuestro deber descubrir de qué somos semilla y finalmente, es decisión de cada cual, el poner la voluntad en expresar esa energía a pesar de las resistencias que esto genere alrededor.

Desde una perspectiva lunar, la energía en este signo nos conecta con la necesidad de tomar consciencia del apego emocional que tenemos con esas formas aceptadas de nuestra identidad. Porque muchas veces, eso que ven y aceptan otros de mí, no es exactamente lo que soy. Y porqué esta disonancia? Pues porque en ocasiones nuestra identidad se ha construido sobre supuestos de “buen comportamiento”, o de la forma “correcta” de hacer las cosas. Y para ser aceptados, vamos cediendo espacio a esas formas prestadas y acallando nuestra verdadera voz. Es por eso que nos sentimos tan decepcionados cuando algo o alguien sale de lo “esperado” y se pronuncia en nombre de su verdad.

A lo que Leo nos invita hoy, no es a sobresalir, ni a enarbolar nuestra personalidad, sino a expresar aquello que es esencial a todos (lo que nos recuerda la exaltación de Neptuno en este signo), pero que se transforma en un brillo único y particular cuando pasa a través del ser individual.
Las profundas transformaciones que estamos viviendo, tanto en nuestras estructuras socioeconómicas y políticas, como religiosas y espirituales, son el reflejo de poderosos cambios en nuestro nivel de consciencia acerca del potencial que tenemos a desarrollar como seres humanos.

La más alta energía del signo Leo es la sencillez de ser luz, sin tener que decirlo. Es ser la luz, ser el ejemplo. La confianza que irradiamos cuando nos reconocemos parte de un espíritu que se está expresando a través de nosotros. Qué tipo de canal somos? Qué estamos entregando al mundo?

Mónica Sagredo – Astrología Conectiva