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Carrito

Ser feliz en la contemplación serena, con la voluntad extinguida, sin la codicia y el afán del egoísmo, frío y gris de pies a cabeza, pero con ojos ebrios de luna.
Frederick Nietzsche

Llegamos al final de la primera mitad del ciclo anual, y podemos comenzar a evaluar cómo han sido estos seis primeros meses del 2018. Este tiempo nos está movilizando desde la energía del elemento tierra, que nos pide centrarnos en la relación que tenemos con nuestro cuerpo, nuestros recursos internos y de qué manera los estamos utilizando para crear el mundo que queremos habitar. Transitamos un tiempo de grandes cambios y movimientos internos, pero que pueden y deben ser reflejados en nuestra realidad externa.

Para para ello, antes debemos ser muy honestos y preguntarnos, por ejemplo, ¿son mis actuales prácticas y hábitos cotidianos suficientes o efectivos, para lograr desarrollar mi verdadero potencial? ¿Qué actitudes están limitando mis posibilidades? ¿Cuál es la posición/rol que estoy tomando frente a las circunstancias de mi vida?

Muchas veces no nos damos cuenta que lo que nos incomoda o enoja, no es más que las mismas y repetidas formas en que nosotros mismos hacemos las cosas. Esto se produce, porque andamos la mayor parte del tiempo en piloto automático o simplemente dormidos, y realmente no nos detenemos para ver o sentir que cada instante es único y que tiene dentro de sí una semilla de luz y consciencia. Generalmente pasamos por alto esta oportunidad y continuamos repitiendo los mismos diálogos, tanto externos como internos.

Estamos a días del solsticio de invierno (hemisferio sur), pero aún estamos cerrando el ciclo que se abrió con la pasada Luna Nueva en Géminis. Esta activación se dio principalmente en el plano mental, donde todo tipo de ideas comenzaron a mover las aguas tranquilas de la comodidad. Simbólicamente hablando, los gemelos representan la polaridad esencial en la cuál y desde la cual nos movemos. Géminis, como los dos hemisferios del cerebro, nos hablan de la complementariedad necesaria que hay en todo acto humano. Pues, como todo lo que existe, somos polaridades en constante diálogo e intercambio energético. Tenemos dentro de nosotros la doble capacidad para pensar digital y analógicamente. Si esto es posible, entonces tenemos que ser capaces de situarnos en el centro y construir desde la unión de estas dos formas de acercarnos a la realidad y comenzar a crear vínculos más coherentes con nosotros.

El 21 de Junio, el Sol comenzará a transitar el signo de Cáncer, donde la cualidad que debemos hacer consciente es la de sentir y movilizarnos desde ahí. Se acaba un mes donde la mente estuvo girando a mil revoluciones por segundo, para entrar nuevamente en el silencio necesario para gestar y alimentar el nuevo tiempo que nace en el solsticio. La cualidad del tiempo nos pide ese tipo de integración. En primer lugar, que podamos alinear pensamientos, sentimientos y actos en consecuencia y coherencia. Para ello, se hace necesario poner en práctica la voluntad para aceptar a otros con sus cegueras y rigideces, poner la capacidad de análisis al servicio del colectivo, y salir de la lógica del beneficio propio. Esta energía nos impulsa a buscar activamente nuevos espacios de amor, creatividad y colaboración.

Con la entrada de Urano en Tauro, se iluminan nuestros pasos en la transición que vivimos. Nos dice que pongamos consciencia en crear y desarrollar maneras más sustentables de relacionarnos con la materia, con nuestro propio cuerpo, y desde ahí, hacernos cargo de la necesidad de servir con los propios talentos a la sociedad. Es decir, qué tipo de semilla queremos ser en el mundo, y qué vamos a hacer para realizarlo. Pero sobre todo, cómo desde lo que somos y hacemos, reconstruimos los lazos de confianza entre todos.

Cuando el Sol se una a Mercurio en la energía de Cáncer, será tiempo de hibernar, entrar al centro del propio ser y al menos intentar escucharnos mejor, sentir lo que nos pasa, aunque sea incómodo. Si es así, observar dónde, cuándo y con quiénes nos ocurre. El invierno y su energía (Cáncer, Leo, Virgo) nos traerá al presente, al cuerpo que habitamos, al tiempo necesario antes de la siembra. El cielo nos quiere atentos, pero no a lo que está pasando allá afuera, sino a todo lo que se ha removido adentro y que ya definitivamente no volverá a ser lo mismo. El tiempo nos quiere ligeros de equipaje mental, libres de sus giros y prejuicios, para que nos atrevamos a sentir.

En los próximos días comenzará un nuevo año. Aprovechemos estos días para reflexionar sobre los aprendizajes del ciclo que termina, agradecer las pruebas y bendiciones recibidas, y soltar la vieja costumbre de hacer siempre lo mismo.

Un gran abrazo!

M.S.G – Astrología Conectiva